Por Juani Villano
Ficha técnica:
Dirección: Mariano Biasin/ Música: Emilio Cervini/ Fotografía: Iván Gierasinchuk
El amor durante la juventud tiene otro gusto. Dulce en su mayoría, aunque amargos en ciertas ocasiones. No hay distinción entre amantes. Un amigo puede ser más que eso. El silencio, es en verdad, un mensaje cercano. Miradas que dicen mucho y palabras que no dicen nada. Amar en la adolescencia es duro y suave a la vez. Sublime, por poner alguna palabra.
Ópera prima (largometraje) de Mariano Biasin, ¡Y qué forma de empezar! La sensibilidad de este director es un recurso primordial en la obra tratada. La comprensión ante los protagonistas y su condición de primerizos en el mundo adulto es llevada adelante de manera excelsa. Cada detalle, cada diálogo, plano y recurso musical, complementan a la narración. No es de extrañar que Biasin comenzara con uno de sus géneros preferidos; el coming-of-age. Realmente se nota la pasión que tiene por sus personajes y el mundo ficcional que ha creado.
Los intérpretes realizan una gran puesta actoral. Hay una combinación de experiencia y novicia entre ellos, pero en ningún aspecto se ve un contraste marcado. Se complementan unos a otros, desde cómo se hablan a cómo se miran. La perspectiva es un factor determinante. Los dos protagonistas saben qué sienten, aunque no lo crean así. Celos, madurez y crecimiento.
Quizás sean elementos ya antes narrados, sin embargo, eso no quita que puedan ser contados desde otro lugar, tiempo y contexto. No hay repetición de historias, sino que se trata de aprender del pasado, para luego encontrar nuestra identidad y lo que queremos expresar. Cualquier joven, que sienta dudas sobre su lugar en el extraño mundo en que vivimos, debería ver esta hermosa historia. Para así comprender que está bien equivocarse, caer y tener miedo. Vivir es un desafío, pero siempre, siempre… estamos preparados para levantarnos y ganar esa lucha.