Falsos millonarios, de Miranda July comedia insólita por Netflix

Por Vanina Suárez

Ficha técnica:
Dirección: Miranda July/ Producción: Dede Gardner, Jeremy Kleiner, Youree Henley/ Música: Emile Mosseri/ Montaje: Jennifer Vecchiarello

Reparto: Evan Rachel Wood/ Richard Jenkins/ Debra Winger/ Gina Rodríguez

Miranda July es una polifacética y excéntrica artista estadounidense, que también se dedica a dirigir películas de corte independiente en su país. En todas sus propuestas se plasma lo insólito como una de sus características preponderantes.

En Falsos millonarios o Kajillionaire, como es su título original, o Cómo sobrevivir a un mundo material (otro título  con la que puede encontrársela) una madre, un padre y una hija llamada Old Dolio viven del mundo del delito y lo transitan con toda la naturalidad   posible. Constantemente perfilan sus días a través de la ventaja o la diferencia económica sobre los otros. En las primeras escenas podemos ver a su hija Old (Evan Rachel Wood) realizando cuerpo a tierra y saltos ranas para entrar en un correo postal y, por medio de la casilla postal, hurgar en otros casillas vecinas. Ese modus operandi junto a otros que realizan a diario son la forma de subsistencia,  casi como si fuese un trabajo por jornal. Esa extraña relación entre esos padres y una hija de 26 años, apática, sin relaciones de amistad ni amorosas se complementan con el sitio donde viven, una vieja oficina abandonada, ubicada en zonas linderas de un fábrica de detergente y donde todas las mañanas en un horario específico deben limpiar las sobras que traspasan las paredes y llegan hacia esa oficina.

Hasta aquí la película podría parecer una trama de una familia de delincuentes con toques insólitos de comedia pero luego, una chica que conocen en un vuelo se anida a la familia como si fuese un integrante más y les ofrece otras estrategias de «trabajo». Esa nueva integrante, que también tiene una vida bastante miserable al igual que esta familia, será clave para romper piezas, sacar vendas de los ojos y generar el verdadero conflicto en la historia. Es la «intrusa». Llena de momentos delirantes pero también con un sesgo de melancolía que traspasa la pantalla para que el espectador pueda dilucidar el entramado que se observa en lo profundo.

Falsos millonarios es la historia de una familia disfuncional, de vínculos rotos que no saben que están rotos y del amor de familia usado como una trampa para entender que no siempre los lazos sanguíneos están forzados a quererse. Así mismo, puede convertirse en una comedia romántica porque en definitiva es lo que muestra llegando hacia el final. La trama si bien es lineal, exige que el espectador ingrese en la propuesta insólita y descabellada que se propone, porque de lo contrario la historia será otra. Entender la comedia no solo  como  un momento donde se disparan risas, sino lugares y momentos incómodos; allí lo diferente para uno es cotidiano para otros. Falsos millonarios parece sencilla, sin embargo es una película para masticarla lentamente, analizar cuestiones sociológicas y familiares, y quizás, (re)pensar sobre los propios lazos familiares.