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LOS MEJORES CORTOMETRAJES QUE PASARON POR EL FESTIVAL LA MUJER Y EL CINE

El domingo 11 finalizó el festival “La mujer y el cine”, organizado por una agrupación que hace años pregona por ganar espacios en la industria. Una de sus fundadoras fue María Luisa Bemberg hace aproximadamente 32 años. El festival se pudo ver por la plataforma Vivamos Cultura y contó con el apoyo del Ministerio de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La competencia de cortometrajes tuvo una selección de 39 trabajos y en donde más de 100  fueron enviados. El jurado estuvo conformado por Cecilia Roth (actriz), Lina Stantic (productora), Cecilia Barrionuevo (directora artística del Festival de Mar del Plata), Andrea Testa (directora) y Victoria Carreras (actriz y directora). Además, las participantes también obtuvieron premios de diversas agrupaciones, tales como Argentores, fundación SAGAI, EDA (editores argentinos), ADF (autores fotográficos), Cine.ar y la Universidad del Cine. Más allá de los premiados, logro importantísimo para cada una de las mujeres ganadoras, desde Pantalla Partida te dejamos una reseña pequeña de los que, para nosotros, fueron los mejores cortometrajes de esta edición del festival.

Anahí, dirigido por Aranza Sonderegger, un trabajo realizado con la técnica Stop motion, que fue ganador del premio otorgado por la agrupación Acción. Ambientado en una época distópica, una madre y una hija viven en el planeta que está contaminado de una manera feroz, salen a las calles con máscaras antigas y juntan chatarra para intercambiarla por un poco de agua potable. En uno de sus recorridos se cruzan con un hombre que cambiará la vida de estas dos mujeres. Un trabajo impecable desde la realización, con un mensaje relacionado al cuidado del planeta, a la ecología y a las consecuencias de no afrontar el cambio climático.

El peso del oxígeno, dirigido por Susana Leunda. Es un recorrido por la memoria familiar y fotográfica de una mujer atravesada por el aislamiento en esta pandemia. El abandono, el dolor de la pérdida y la soledad, se encuentran entre fotos y una voz en off profunda y cercana.

Cuarto B, dirigido por Paloma Coscia de Luque. Relata una discusión de pareja durante una madrugada hasta que llega a sus puertas la vecina del cuarto B. Es un trabajo que maneja muy bien el suspenso, tiene un inesperado giro sobre el final y es de aquellas historias donde no se puede contar demasiado porque se pierde la magia.

Bon odori, dirigido por Florencia Iwabuti y que cuenta con el apoyo de la Asociación Japonesa en Argentina.  Pilar es una joven que llega al festejo de Bon odori, una celebración japonesa donde creen que ciertas almas descienden por esa noche para confundirse entre los terrestres. En un ritual algo extraño conocerá a alguien que quizás la cambie para siempre.

El nombre del hijo, dirigido por Martina Matzkin, ganó el premio de Argentores por su guión (compartido con el corto Rita la Salvaje), Tristán Suárez obtuvo el premio como mejor actuación masculina entregado por la Fundación SAGAI y su directora de fotografía Constanza Sandoval ganó el premio entregado por ADF, la Asociación de Autores Fotográficos.
En este corto un joven trans pasará unas vacaciones con su padre y su hermana. Su transformación de género es reciente y se topará con gente que ahora deberá llamarlo Lucho. El padre y el hijo hacen lo que pueden, tratan de acompañarse aun teniendo una relación distante y llena de amor, pero los humanos no podemos manejar todo. La trama tiene un punto de giro final espléndido que lo hace un trabajo conmovedor. Tiene pequeños detalles, sutilezas delicadas y a la vez profundas sobre un momento particular y familiar. Este cortometraje es valioso y necesario

El chicle, dirigido por Karina Grinstein. Un joven está incómodo con su actual relación amorosa; observa que las parejas que se aman mastican chicle color rosa pero a él eso no le pasa hasta que conocerá a alguien que, quizás, pueda cambiar su manera de transitar la vida. Un trabajo filmado en blanco y negro, sin diálogos, con un hermoso trabajo de fotografía y que tiene un cierto homenaje al cine clásico y todos sus ademanes.

Instrucciones para Adela, dirigido por Laura Huberman y Manuela Martínez. Su actriz Elvira Onetto, obtuvo el premio a la mejor actuación femenina entregado por la Fundación SAGAI, su director de fotografía  Joaquín Neira fue premiado por ADF  y se llevaron el galardón al mejor cortometraje entregado por la asociación La mujer y el cine.
Narra a tres generaciones de mujeres de una misma familia que pasan una tarde en un velero. Entre conversaciones, secretos y anécdotas se preparan para lo inevitable. Un trabajo que cuenta con actuaciones sólidas y convincentes, y una fotografía maravillosa que ayuda muchísimo al desarrollo de la historia.

No son cifras, dirigido por Ana Pirsic, recibió una mención entregada por el grupo Acción.
Contextualizado en Córdoba relata la historia de mujeres víctimas de violencia de género, utilizando el recurso de la voz en off de personas que han tenido relación directa con ellas. Se intenta contar sus sueños y quienes eran para que dejen de ser simplemente un número y se les pueda poner una cara, una vida, una historia. Un trabajo que visibiliza un tema extremadamente doloroso y vigente

Rita, la salvaje, de Valeria Massimino, ganador del premio entregado por Argentores al mejor guión, premio compartido con el corto El nombre del hijo.
Aquí la directora sigue a Rita una mítica drag queen de las noches porteñas. El relato es narrado a dos voces entre Pablo y Rita, ellos conviven en el mismo cuerpo y mediante anécdotas nos sumergen en sus recuerdos, algunos dolorosos y llenos de prejuicios. El corto, además de manejar muy bien la trama (motivo por el cual obtuvo un premio) tiene una prolija dirección de fotografía.

Perros, dirigido por Klis Niklison, filmado en una zona desértica de Brasil, sin diálogos, donde las texturas y los colores transmiten la aridez de lo que atraviesan los personajes. Un matrimonio trabaja en el campo y algo sucederá, eso será el desencadenante, el punto de giro sorprendente en esta historia.

El trabajo de realizar un cortometraje es muy difícil en nuestro país, no hay presupuesto para la mayoría de las producciones y son solventadas por dinero propio o recolectado. Pocas son las producciones que logran obtener productores asociados. Sumado a eso, está el rol de la mujer en la industria que cuesta y mucho. La mujer y el cine es un festival que permite visibilizar trabajos acallados y necesarios. Son muchas las que con una cámara se animan a contar historias. Celebramos este tipo de eventos y ojalá sean muchos más.

Publicado en Festivales

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