Por Vanina Suárez
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Duración: 133 minutos
Ficha técnica:
Guion y dirección: Paul Thomas Anderson/ Música: Jonhy Greenwood/ Fotografía: Paul Thomas Anderson, Michael Bauman
Reparto: Alana Haim, Cooper Hoffman, Sean Pean, Bradley Cooper, Tom Waits, Ben Safdie, Joseph Cross, Skyler Gisondo, Mary Elizabeth Ellis, Ryan Heffington
Productora: Ghoulardi Film Company, Bron Studios, Focus Features
Si algo tiene Paul Thomas Anderson en su filmografía es variedad en sus tramas; desde Magnolia, una película coral que enlaza diversas historias unidas por el destino o algo así como un Dios que todo lo ve y lo conecta, El hilo invisible una trama oscura, quizás la más turbia de este realizador, o Petróleo Sangriento con una historia familiar y miserable, solo por nombrar alguna de sus proyectos más potentes, podemos observar la diversa gama en y de lo que propone. Con Licore Pizza se respira nostalgia y un enorme amor por el cine, se nota en los guiños cinematográficos, en la banda sonora, en la elección selecta de los planos o en el uso de la cámara. Ya con su nombre regala una intención retro en ella, ya que fue el nombre de una tienda de discos vinilos que existió en California durante los años 70 y 80.
La trama transcurre justamente en el Valle de San Fernando en California durante el año 1973, sitio donde Gary un joven de 15 años se enamora de Alana una muchacha 10 años mayor que él, a quien conoce durante una sesión de fotos. El joven, que tiene intenciones artísticas, intenta conquistarla de todas formas, pero ella no puede dejar pasar la edad que los distancia, aunque sabe que podrían funcionar como pareja. Con el correr del tiempo ambos irán forjando una amistad, donde además serán socios y se embarcarán en varias aventuras.
Con una impronta musical muy fuerte, la protagonista es la líder de una banda, y la película fue escrita para ella, ya que P.T Anderson quedó fascinado con Alana y sus hermanas quienes también forman parte del grupo musical. En cambio, el personaje de Gary, está interpretado por Cooper Hoffman (hijo del fallecido actor Philip Seymour Hoffman). Ambos forjan la pareja central acompañados por participaciones algo eclécticas de Sean Pean y Bradley Cooper junto al elenco. La novena película de Anderson se convirtió, durante el primer fin de semana de proyección, en una de las favoritas del público argentino e impactó en redes sociales o sitios cinéfilos que adoran al director y todo el submundo que de cada una de sus propuestas se desprende. Lo ideal es verla en la pantalla grande y no en la comodidad de los hogares porque los colores, los detalles y cada una de las elecciones que la componen, sobre todo desde el área técnica, merecen la impronta de disfrutarla en una sala de cine.
Durante los 133 minutos posiblemente el espectador intente conectar la historia de amor con el nombre de la cinta, cosa que nunca se menciona ni se da una explicación racional, pero el realizador consideró que ese era un nombre emblemático para una época y que allí se encerraba el espíritu de lo que deseaba contar.
En Licore Pizza las imágenes parecieran proponer un juego, no en cuanto a la trama sino a lo que se respira en cada cuadro que se compone; en esta pieza el conflicto no tendrá perturbaciones ni será externo, hasta ni siquiera interno, será una seguidilla de anécdotas (varias tomadas de la vida real de la protagonista).Nominada a mejor película, mejor guion original y P.T.A como mejor director se convierte en una de las favoritas de esta nueva entrega de los Oscar