Por Juani Villano
Cobertura Festival Internacional de Cine de Mar del Plata
Los misterios están para revelarse, aunque no siempre lo hacen. Se esconden de nosotros, brindándonos dudas a la hora de la cena. ¿Qué se guarda en aquellos recovecos? ¿Conocemos la totalidad de los mismos? Eso, queridos leyentes, nunca vamos a saberlo.
Esta película fue coescrita y dirigida por Laura Citarella; realizadora que ya nos había brindado Ostende (2011) y La mujer de los perros (2015). Ahora con una propuesta más ambiciosa nos ofrece un relato de cuatro horas de duración. Dividida en dos partes, con la totalidad de doce capítulos. Su visionado puede no ser fácil para todos, pero vale la pena, ampliamente.
En el segmento inicial se nos presenta una historia de misterio y amor. Laura (Laura Paredes), su protagonista, desaparece. Su novio (Rafael Spregelburd) y un amigo cercano (Ezequiel Pierri) buscan por los pueblos circundantes su paradero. Luego, la trama nos lleva a momentos del pasado en que ella se obsesiona con las cartas de una mujer y un hombre datadas de muchos años atrás. La intriga se sostiene firmemente. Realmente queremos saber qué pasó con ella y cual será su desenlace. Aquí, Citarella lleva un estilo marcado al mover su cámara. Paneos y travellings laterales que envuelven al mundo de los personajes. Estilo y puesta en forma en su máximo esplendor.
La última parte da un giro argumental. Se nos muestra el lado B de todo el asunto. El relato muta hacia algo distinto. El amor sigue ahí, y también la obsesión; pero ahora con un agregado de género fantástico y de ciencia ficción. Realmente asombra la ruptura. Para algunos puede que no tenga sentido, sin embargo, se trata de un experimento que da frutos cinematográficos.
Ya en los minutos finales la directora vuelve a las raíces de su segundo largometraje. Laura se asemeja al personaje de la otra película. Vagando por zonas rurales y descampadas, sin el uso de palabra alguna. Volver al inicio es una nueva forma de empezar.
Como dije más arriba, una película de tanto metraje nunca es fácil de ver. Pero si nos disponemos y entregamos a la obra, se obtiene una experiencia maravillosa. Esta película lo demuestra.
¿Cómo seguirá la historia? ¿Cuál es nuestro final? Quizás no lo hay, o tal vez ni siquiera necesitamos saberlo.