Por Vanina Suárez
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Origen: Noruega
Ficha técnica:
Dirección: Joachim Trier/ Guion: Joachim Trier, Eskil Vogt/ Música: Ola Flottum/ Montaje: Olivier Bugge Coutté/Fotografía: Kasper Tuxen/Distribución: Mozinet
Reparto:
Anders Danielsen Lie, Renate Reinsve, Herbert Nordrum
La peor persona del mundo es la pieza cúlmine de la trilogía Oslo, donde con la adaptación de la novela francesa Le feu follet se relata un día en la vida de Anders, un joven en proceso de desintoxicación. En esta última fase de su trilogía, Joachin Trier narrará la vida de Julie (Renate Reinsve) la novia del mismo Anders pero muchos años después. La película noruega, que competirá para la nueva entrega de los Oscar como pieza de habla no inglesa, fue la elegida para abrir la semana de Cannes en Buenos Aires y ganó en el mismo festival edición 2021 el premio a mejor actriz protagónica. Sin lugar a dudas es una de las grandes candidatas para la terna donde está postulada, aunque tiene mucha competencia que le hace sombra.
Tal como Tick Tick, boom, el musical que también está nominada a a nueva entrega de los Oscar, esta propuesta plantea la crudeza de la crisis de los 30 y todo lo que con ello, quienes atraviesan ese momento, construyen y destruyen a su paso. Narra en doce capítulos y un epílogo el sentir de una mujer en busca de su propia vida, la frase que más identifica su profunda búsqueda es «Me siento un personaje secundario de mi propia vida», cuando quiere romper su relación amorosa y no encuentra otro motivo para fundamentarlo. Julie intenta vivir el día a día y el guionista plantea que uno es responsable de sus propios actos, y que si bien la vida avanza es primordial a veces detenerse y mirar hacia nuestro pasado. La elección de dividirla en capítulos, casi como una sit com, le da dinamismo y un desarrollo fresco, hilando decisiones y situaciones que la protagonista atraviesa durante esta crisis.
Así mismo el título elegido lo hace de una manera lúdica y desinteresada, donde seguramente el espectador no tendrá esa visión de la protagonista aún cuando los hechos que se narren no la dejen parada de una manera muy firme.
En La peor persona del mundo uno de los tópicos que se desarrolla explota la veta de que no siempre la incertidumbre o las crisis se relacionan con la escasez, uno a veces puede tener, ser y parecer mucho pero hay algo intrínseco que no se pude explicar y ese deseo personal es tan pujante que rompe moldes. La crisis existencial es un tema desarrollado a lo largo y ancho del cine pero el fuerte de esta película es plantear una comedia que se transforma en un drama con el efecto de una bola creciendo con el correr del metraje, y no porque esté rodeada de golpes bajos sino porque tiene la inteligencia de mostrar las turbulencias de la vida misma como anécdotas o con situaciones hiperrealistas.
Si bien se intenta retratar de manera elocuente a los millennials y las características estereotipadas de esta generación, tiene ciertos indicios poéticos, sobre todo desde la composición de la imagen con los que remarca una mirada descontracturada sobre el mismo tema. La película sabe y lo manifiesta, lo que le sucede a Julie, su protagonista, puede no ser lo mejor pero es convincente con lo que relata, uno es dueño de sus decisiones porque de eso se trata la vida, dar y recibir y a veces equivocarse.