LES DEJAMOS DOS RESEÑAS
FICHA TÉCNICA
Por Mónica Sara Eckstein Hauer
@monika.sara19
El pasado siempre vuelve. Pero no para hacernos rememorar. Regresa para suplantar el presente. Delicadamente se posa en nuestra realidad y nos recuerda a aquellos que alguna vez conocimos. Las vidas pasadas existieron y van a existir. Mientras tanto, solo queda imaginar.
«Vidas pasadas» (2023), ópera prima de Celine Song, es una película de recuerdos. Una historia de amor que habla sobre el tópico «quizás en otro tiempo hubiésemos estado juntos». Dos personas que darían todo por permanecer unidas, pero la realidad se coloca en el medio de ambos.
Con tintes autobiográficos, la directora logra plasmar un relato lleno de humanidad, renovando los elementos característicos de este tipo de historias. Recuerda a «In the Mood for Love» (2000) de Wong Kar-Wai; principalmente en su esencia, eje temático, y dinámica entre la pareja protagonista.
Los pocos personajes que pueblan la narrativa están compuestos por diversas capas de emociones y sentimientos. Son individuos con metas de vida, desilusiones y esperanzas, completamente palpables y vinculantes al mundo real. La actuación de los intérpretes es el factor clave para la concreción de dicha construcción. Una labor minimalista en sentido de estructura guionística, pero llena de maestría narrativa por parte de Song.
El silencio y la barrera del idioma activan una capa subyacente dentro de la película, partiendo de la confección sonora y la caracterización de los protagonistas. La lengua de origen se transmuta con la de un país extranjero. Dos culturas que conviven en un mismo mundo, distante y cercano a la vez. Mientras que el silencio funciona en la dialéctica como un agente de transmisión. Cada ausencia de voz emite mensajes dirigidos, tanto a los personajes, como a los mismos espectadores; lo no dicho es exactamente lo que se quiere decir.
Esta es una película de pocos diálogos, largos silencios, y emociones contenidas (al menos hasta la última parte). Pero, no por ello los sentimientos se sitúan en la lejanía. El relato se palpa, como los hilos de una cortina de seda, moviéndose por la brisa primaveral de un día soleado, proveniente de alguna vida pasada.