Por Leny Pereiro
Ficha técnica:
Director: Darren Aronofsky/ Guionista: Samuel D. Hunter/ Productores: Darren Aronofsky, Jeremy Dawson, Ari Handel/ Música: Rob Simonsen/ Fotografía: Matthew Libatique/ Montaje: Andrew Weisblum/
Basada en la obra de teatro The Whale, de Samuel D Hunter
Protagonistas: Brendan Fraser (Charly)/ Hong Chau (Liz)/ Sadie Sink (Ellie)/ Samantha Morton (Ellie)/ Ty Simpkins (Thomas)/
Duración: 117 minutos
La Ballena (The Whale) es una obra dramática sobre el dolor y la salvación. Sobre la agonía humana tanto física como emocional.
Del lento espiral descendente en el que nos podemos dejar caer ante las pérdidas. Todas las pérdidas. Y que aunque no sea feliz, ni grato, ni siquiera esperanzador el recorrido, quizás, al final, podemos encontrar un mínimo resquicio para la redención.
De orígenes teatrales, Darren Aronofsky (Réquiem por un sueño, Pi, El luchador, El cisne negro) desarrolla la historia de un profesor con obesidad mórbida que dicta sus clases de literatura por Zoom con la cámara apagada, con un concepto y una estructura que los respeta. Pero llevando el guión que Samuel D Hunter adaptó de su propia obra, a un nivel que conmociona a partir de los primerísimos planos y las puestas de cámara con un encuadre que, por momentos, asfixia.
Aunque lo que fundamentalmente conmueve, es la actuación de Brendan Fraser como Charly, el profesor. Un actor que resurgió como el ave fénix de sus propios espantos, para dotar a esta película de la sensibilidad, el dramatismo y la ternura exactos. Sinceramente, no sé si hubiera sido lo mismo sin él.
Completan el elenco Hong Chau (Liz) como su amiga/enfermera a la perfecta altura de las circunstancias, Sadie Sink (Ellie) la ascendente actriz de Stranger Things que no desilusiona en su terrible papel de hija, Ty Simpkins (Thomas) como un misionero sin experiencia que intenta salvar a Charly, y Samantha Morton (Mary) con una breve pero contundente participación en el rol de ex esposa. Cada uno de ellos entrando y saliendo del deprimente departamento en el que Charly está atorado. En todos los sentidos imaginables.
No voy a hablar más sobre el argumento en sí, para eso basta con leer cualquier reseña. Lo que sí voy a decir es que tanto yo, como todos con los que compartí la proyección, no salimos indemnes después de haberla visto. Es imposible que sea de otra manera.Porque The Whale es difícil, angustiante. Seguramente, excesiva.
Tal vez, algunos de sus diálogos puedan resultar melodramáticamente declamativos. O de un existencialismo poco cotidiano. Pero es, sin casi ningún lugar a dudas, una película necesaria de ver. Aunque más no sea para juzgar por nosotros mismos.