Por Vanina Suárez
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Ficha técnica:
Guión: Guido De Paula, Andy Riva, Nicolás Purdia/ Asistente de dirección: Nicolás Purdía/ Dirección de fotografía y cámara: Guillermo Romero/ Dirección de arte: Graciela Pera Robledo/ Vestuario: Florencia Savulsky/ Maquillaje: Daniela Deglise/ Peinado: Paula Morón/ Dirección de producción: Gastón Grazide/ Sonido directo: Lucas Sobral/ Dirección de sonido y música: Francisco Seoane/ Montaje: Hernán Garbarino/ Vfx: Plan V/ Color: Sebastián Toro.
Elenco: Alfonso Tort, Daniela Castillo Toro, Luis Amarillo, Ariadna Sprenger Gioia, Diego De Paula, Julián Chalde, Fernando Almirón, María Inés Granci, Mauricio Flores.
Las intemperies es una película Fueguina que no solo está filmada en los bellos e imponentes paisajes de la ciudad capitalina de Tierra del Fuego, sino que cuenta con equipo técnico y elenco local, y su realización tiene el apoyo del INCAA, el gobierno de la provincia, la Municipalidad de Ushuaia, la legislatura de la provincia, INFUETUR (Instituto fueguino del turismo), el Banco de Tierra del Fuego, el Grupo Tante Sara y la UNTDF a través de UNTDF medios. Es decir, que no solo su realizador, Guido De Paula, es local sino que varios grupos regionales acompañaron al proyecto.
La película relata la historia de Lorenzo, un hombre que llega a Ushuaia buscando a un ermitaño.Con el correr de los minutos (77) el espectador descubrirá los motivos, en un ir y venir constante hacia el pasado para confirmar algunas cosas que la trama dosifica a cuentagotas.
El personaje protagónico es interpretado por Alfonso Tort (Las olas, La noche de 12 años) en una composición intrínseca que va de los externo a lo interno. Acompañado por un elenco local, poco conocido pero que se le nota contundencia actoral y que cada uno cumple una función casi perfecta en el rol asignado.
¿A qué hace alusión las intemperies en plural? En primer lugar a la hostilidad del lugar, imponente y el hábitat de un ermitaño que, por algún razón, elige la soledad y el cielo como su techo; pero también juega con la posibilidad de que la intemperie sea una cáscara de lo sentimental, quedar así, a la intemperie cuando uno atraviesa momentos extremadamente crudos.
El bosque se convierte en un hogar y Lorenzo, quien va al encuentro del perdón para sanar, halla en la naturaleza y en quienes viven en ella un santuario, quizás imaginario, quizás construído o quizás simplemente deseado. La figura del gemelo, ya que el protagonista busca a su hermano, provoca una yuxtaposición de ideas; las cuales, por momentos generan situaciones en donde el espectador dudará, pensará y no podrá levantarse de la silla para unir las piezas del rompecabezas.
El guión es sólido, casi no hay música y el ambiente natural junto a la cámara y sus movimientos, son testigos de una búsqueda externa e interna y se convierten en el condimento ideal para ir de lo macro a lo micro, del bosque como primera intemperie hacia el perdón, en una segunda opción quedando así abierto, a la espera de sanar.
Sin lugar a dudas Guido De Paula y Andy Riva son dos directores que vinieron para quedarse, con un sello propio local, inmenso, que supo contar en la austeridad de los hechos una historia tremendamente inquietante, que no cae en tópicos comunes y logra cautivar a cualquier espectador.
