8Por Gerónimo Rivera Cano
FICHA TÉCNICA
Dirección: Carla Simón/ Guion: Carla Simón, Arnau Vilaró/ Música: Andrea Koch/ Fotografía: Daniela Cajías
Reparto: Jordi Pujol Dolcet, Anna Otín, Xenia Roset, Albert Bosch, Ainet Jounou, Josep Abad, Montse Oró, Carles Cabós, Berta Pipó
Duración: 120 min
En los tiempos que corren, de algo tenemos que estar muy seguros: somos partícipes (directa o indirectamente) del avance tecnificador nacido del corazón mismo de esta, -¿nuestra?- era.
Si bien puede sonar a frase hecha, la realidad es que en “los tiempos que corren”, nosotros también lo hacemos. Es motivo de festejo que existan testimonios que susurren este punto. Alcarrás juega en la cornisa, haciendo equilibrio entre la delgada linea de lo maquínico y de la comunidad. ¿Complementa estos dos mundos dentro del mismo mundo? A mi vista de (a mi pesar también), no. Los divide. Por un lado, la obstinación y la isofrenia de la costumbre y la tradición; por el otro, los negocios, la tecnificación, las ganancias y el futuro en forma de producto directo al mercado y a ser consumido.
Son claras algunas alusiones: Tomo de ejemplo el juego de la niñez con los productos a comercializar. No vale el objeto, lo que vale es el goce. No se consume a este, se lo adquiere, se lo vive.
En esas escenas se produce una pausa, se para la bocha del sistema cuantificador… la rutina, la tierra es tomada por el remolino del imaginario llano y la respuesta es rápida por parte de la adultez productiva: ese juego con esos productos dan ciertamente pérdidas a la contabilidad. La adultez como ese estado economicista de la personalidad.
Otro punto son los métodos, tanto de producir como de resistir: en los primeros se enfrentan aquellos que acompañan al desarrollo natural de las plantaciones frente a la industrialización de la naturaleza, su intervención y perversión.
En la resistencia, son dos sistemas los que se aúnan: el colectivo y el individual; el primero, engloba a la protesta en la zona urbana; el segundo, a la obstinación del sujeto en cualquier lugar. La acción de este va desde la práctica consuetudinaria hasta el arriesgarse -de manera violenta- a subir una escalera para arrancar paneles solares (vestigios del desarrollo).
El filme de la directora Carla Simón refleja a través de imágenes prístinas y sonidos ambiente una puja que suele ser desigual. Un avance, una nueva frontera que siempre está en constante péndulo. Avanza y otras retrocede para dar lugar a la contraparte y luego avanzar nuevamente. Así en bucle. Constantemente.
Para ser más claro: por un lado, la comunidad con su inseidad familiar y de conectividad afectiva; por el otro, la globalización técnica con su pisada ganancial y productivista.
La cuestión susurrada es esta: ¿existirá el equilibrio entre los bienes raíces y las terrestres venas de la arboleda del lugar?
¿Existirá la coexistencia de la técnica manual con la tecnología maquínica?
¿Habrá algún sitio, un neo-nativo lugar que sea reservoreo de costumbres, donde las conexiones afectivas (amistad, familiaridad, rizomas, troncos relacionales y formas artísticas de producir) sean quienes interfieran a la conectividad eléctrica, tecnificada, del píxel y no al revés? ¿O a caso es un oleaje que no puede ser más que contenido por una muralla de barro, y en este caso, prepararse para un suave impacto y endulzarse de melancolía con lo que algún día fue?
Alcarrás fue dado al público en el año 2022 dirigida por Carla Simón, convirtiéndose en el primer filme rodado en catalán en ganar el Oso de Oro. El guión fue escrito tambien por la directora junto con Arnau Vilaró; producida por Avalon PC y Vilaüt Films junto con Kino Produzioni podes verla en plataformas virtuales como MUBI.