por Vanina Suárez
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Estreno en salas de cines
Origen: Japón
Ficha técnica:
Director: Ryūsuke Hamaguchi/ Guionista: Ryūsuke Hamaguchi / Productor: Satoshi Takata/Fotografía: Yukiko Iioka
Reparto: Kotone Furukawa, Ayumu Nakajima, Hyunri, Katsuki Mori, Shouma Kai, Kiyohiko Shibukawa, Fusako Urabe, Aoba Kawai.
– Festival de Cine de San Sebastián, Premiere Mundial
– Festival de Berlín, Oso de Plata – Gran Premio del Jurado
– Festival de Cine de Chicago, GANADORA Silver Q-Hugo
– Festival de Cine de Haifa, MENCIÓN ESPECIAL
Hamaguchi es un director japonés que viene increscendo en su carrera audiovisual pero logró consolidarse cuando su última película Drive my car fue multipremiada en diversos festivales de todo el mundo, incluyendo los Premios BAFTA ganando como mejor film extranjero y en la 94° entrega de los Premios Oscar obtuvo el galardón a la Mejor Película Internacional, dejando junto a Parasite en la meca de la industria al cine asiático de los últimos años.
En La rueda de la fortuna y la fantasía se narra una colección de historias, en esta ocasión son 3 de 7 seleccionadas en primera instancia por el director, donde la coincidencia y el protagonismo femenino son el hilo conductor. En la primera, un triángulo amoroso sorprende a sus protagonistas; en la segunda, la seducción juega una mala pasada y en la tercera, un malentendido puede ser un momento sumamente sanador.
Las coincidencias son un eje temático que siempre le interesan a Hamaguchi y en esta película en particular un cúmulo de situaciones inesperadas y sorprendidas giran alrededor de las protagonistas, utilizando a la imaginación como recurso y al destino como pieza fundamental en las consecuencias de los hechos. En esta trilogía nada está unido de manera azarosa aunque sea la casualidad el puntapié del desarrollo de lo que suceda, y aun en sus 121 minutos el ritmo no se torna tedioso.
Enfocada en la profundidad de los diálogos mucho más que en las acciones, la rueda gira y tiene al amor como si fuese un tercero en discordia entre la rueda y la fantasía; sin ser una película romántica es imposible no respirar enamoramiento, no siempre con tintes sexuales, a veces enamorarse del pasado o de lo que pudo ser y no fue. Con mucha emotividad los 3 relatos, los cuales no se unen en sus historias, son contados como 3 mediometrajes enlazados uno atrás de otro, todos embarcados en algún tipo de viaje interno o externo. En consecuencia, la primera escena (la cual dura casi 12 minutos) consiste en una conversación entre dos amigas sentadas una al lado de la otra en un taxi, una conversación reveladora sobre el presente de una y el pasado de la otra; en la segunda historia en un viaje en transporte público se cierra la trama y en la tercera es que a través de un viaje una de las protagonistas es invadida por recuerdos y una persona a la que no ve hace muchos años.
Con un exterior absolutamente austero en la composición fotográfica de la propuesta, planos generalmente estáticos que hacen hincapié en lo que se dice y no en los que está sucediendo alrededor, miradas, silencios, situaciones y palabras que son contundentes. La rueda como disparador de la vida y la casualidad, la fantasía porque muchas veces esta historia relata de una manera muy sutil si las historias retratadas forman parte o no de la imaginación de sus personajes y la casualidad como un interrogante, como si todo tendría un impulso para que la vida comenzara a rodar.
Una película exquisita, con la medida justa para que sus diálogos capten al espectador y los atrape. Un erotismo en las palabras que pocas veces se ve con tanta contundencia y sutileza en el cine actual.