Por Vanina Suárez
Vaninagsuarez@gmail.com
Plataforma: Netflix
Duración: 91 minutos
Ficha técnica:
Dirección: Charlie Mc Dowell/ Producción: Duncan Montgomery, Charlie Mc Dowell, Jason Segel, Lily Collins, Jesse Plemons, Jack Selby/ Guion: Justin Lader, Andrew Kevin Walker/ Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans/ Montaje: David Marks
Reparto:
Jesse Plemons, Lily Collins, Jason Segel
Netflix incorporó a su catálogo una película que, parecía, podía ser tendencia entre sus suscriptores.
Luego de introducirnos en planos que indican los espacios de una enorme casa de descanso con todas las comodidades que puede tener como espacios verdes y pileta, las imágenes son acompañadas por música de suspenso que emula algunas películas del maestro Hitchcock. Allí es cuando vemos al personaje interpretado por Jason Segel durante 7 minutos en solitario, revisando los lugares; no es hasta que ingresa la pareja compuesta por Lily Collins y Jesse Plemons que nos damos cuenta que es un intruso, un ladrón que fue sorprendido en el lugar del hecho.
Con el correr de los minutos el delincuente es visto por la pareja y ante el temor de ser descubierto o denunciado los encierra, cuando eso falla pretende sacar un crédito económico a la situación ya que sabe que la pareja tiene mucho dinero y él, por sobre todo, es una celebridad aunque nunca nos deja en claro a qué se dedica concretamente. La historia continúa, las 3 personas encerradas a la espera de una suma de dinero que parece no llegar, allí nos enteraremos de cuestiones personales, ya que el intruso por momentos funcionará como un psicólogo donde la pareja se dirá cosas que tenían acalladas y algunos secretos saldrán a la luz.
La trama, que parecía ir camino a un thriller, tiene pasos de comedia, los cuales apelan al delirio, ya que no tienen sentido en la historia que relatan; por ejemplo una persecución por los campos que pertenecen a la propiedad, donde el delincuente y los perseguidos actúan de una manera torpe adrede, desmedida, sin temor ante la situación trágica que están viviendo, ya que son privados de la libertad hasta que lleguen a un acuerdo económico que los libere. Lo más absurdo de todo es cómo se vende la película, ya que lo hacen como thriller psicológico y lejos está de serlo, de hecho muchas de las situaciones se resuelven de manera tragicómica y eso es, quizás, lo que descoloca al espectador, como si no pudiera encontrar el tono ideal donde quiere contar el relato. La tensión que debería tener como una buena construcción de suspenso se diluye rápidamente cada vez que quiere despegar. Si bien la película encuentra su fuerte en los diálogos, y las locaciones son pocas; además fue concebida y pensada en los momentos más críticos de la pandemia, debe contar con una astucia importante a la hora de continuar una línea narrativa más allá de lo que se dice.
Lo mejor de Frutos del viento son los actores, que sin bien cumplen con sus papeles, no se lucen y son absolutamente desperdiciados. Así como un final imprevisto.