Por Vanina Suárez
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Ficha técnica:
Creador: Carlos López/ Dirección: Gonzalo López Gallego, Vicente Amorim/ Guion: Carlos López, Miguel Angel Fernández, Gustavo Lipsztein/ Fotografía: Rafa García.
Productora: Nostromo pictures
Desde las primeras escenas sabremos que Santo es un narcotraficante sanguinario, al que nadie conoce. Una serie de asesinatos, a sangre fría entre otros delicuentes de la misma calaña suceden a plena luz del día y la policía necesita saber quién los está llevando a cabo.
Un policía en España, Madrid, y otro en Brasil, Salvador de Bahía, intentan desandar para encontrar al narcotraficante más buscado en el mundo y del que nadie conoce su rostro.
Santo escapó de su tierra natal para instalarse en España, atrás dejó amantes y todo un aparato relacionado a su negocio. Cardona desde América es un policía que estuvo infiltrado en su organización, mientras que Millán desde Europa solo tiene trato con algunos narcotraficantes menores de su país, a los cuales les ofrece protección.
Esta es la primer serie hispanobrasilera producida por Netflix y está protagonizada por Raúl Arévalo (El aviso, La isla mínima, Primos) y Bruno Gagliasso (Sol naciente, Ojos de culpa).
A Santo nadie lo conoce, como si fuese un mito, un Dios que en el medio del mundo de las drogas los mata y los salva por alguna razón. Estos policías, ambos obsesionados con Santo por diversas razones de meten de lleno en el caso.
La trama que, oscila entre el thriller y el suspenso, a veces roza un poco el límite del terror cuando plantea la religión entre los hilos que le permiten a las drogas seguir su rumbo Algunos capítulos son destinados más a conocer la pata brasilera y otros la española de la historia con sus dos policías protagonistas; esto, por momentos se torna interesante pero hace que la trama se esfume y evapore, sin concentrarse en la trama del narcotraficante al que nadie conoce la cara. Tanto Cardona en Brasil y Millán en España son atormentados por sus pecados y por sus decisiones, y la posibilidad de encontrar a Santo pareciera ser lo único que los salve.
El ritmo de la serie, compuesta por 6 capitulos, es rara, por momentos posee mucha adrenalina que compra al espectador y por el otro está quieta en un mismo lugar y girando sobre lo mismo En relación a las actuaciones, la de Bruno Gagliasso (Brasil) va increscendo y se consolida con el paso de la trama, a diferencia de Raúl Arévalo, que si bien es correcta queda en asimetría con su compañero americano.
El final tiene una cierta vuelta de tuerca que, para quienes estén atentos a la trama, es posible que no sea de difícil deducción.
La trama promete, incluso una segunda temporada, pero se pierde en demasía en las cuestiones trabajadas con el género del terror. Por momentos parece un pastiche que no sabe para dónde correr.