Yo nena, yo princesa es una película basada en el libro homónimo de Gabriela Mansilla, dirigida por Federico Palazzo.
Gabriela, madre de mellizos, casada y con una familia unida, nota que Manuel uno de sus hijos sufre. Ella no comprende qué le pasa pero su intuición de madre hace que sienta que las cosas no son fáciles para él. Luego de recorrer varios médicos y psicólogos, de hundirse en la más absoluta soledad, luchar contra los prejuicios y la vergüenza ajena, descubre que su hijo es una niña trans. Hasta aquí no es un spoiler porque Luana existe en la vida real al igual que Gabriela; y la historia de ambas es conocida mundialmente por ser la primera niña trans en obtener su DNI sin judicializarse y reconociendo su autopercepción.
En Yo nena, yo princesa la historia supera a la película porque aún conociendo algo de lo que esas mujeres sufrieron y lucharon, es imposible no desgarrarse por dentro y conmoverse con una lucha de semejante magnitud.
Al acertado guión se le suma un equipo de actores y actrices encabezado por Eleonora Wexler y Juan Palomino que transmiten cada milésima, cada pieza de esta conquista, que se ha convertido en una conquista para muches. Además, se nota calidad humana en el compromiso artístico detrás de semejante causa. Ya que la película es pionera en la temática.
Luana y Gabriela fueron piezas fundamentales para el resto que llegó y sigue llegando. Encontrarse con películas así en el cine ayudan a que historias como esta se difundan e inviten a quienes pasan por momentos complejos a no sentirse solos.Yo nena, yo princesa es mucho más que un bálsamo, es hacer del cine audiovisual una bandera que se levanta para no caer jamás.
Estrenó el jueves pasado y a toda su carga emocional se le suma la satisfacción de nuevos aires, nuevos cambios y derechos para todes.