Una leyenda contemporánea sobre los mandatos familiares y los deseos personales.
Por Vanina Suárez
vaninagsuarez@gmail.com
7/10
Origen: Argentina
Plataforma: Amazon Prime/Cine.Ar
Ficha técnica:
Dirección: Juan Pablo Dibitonto/ Guion: Juan Pablo Dibitonto, Daniela Seggiaro/ Música: Sebastián Escofet / Dirección de fotografía: Lucio Bonelli.
Reparto: Eva Bianco, Cristian Nieva, Gustavo Contreras, Ariel Gaspar y elenco
Magalí ejerce como enfermera en la ciudad y recibe la noticia de la muerte de su madre, quien vive en la puna jujeña del noroeste argentino, ha criado a su nieto (primogénito de su hija) y es la encargada de mantener alejado un mito sobre un animal que circula en la zona.
La protagonista volverá a su tierra después de mucho tiempo e intentará hacerse cargo de algunos problemas familiares; así como de su hijo Félix quien no la reconoce como tal. Los vecinos presentan respeto ante la difunta e intentan convencer a Magalí para que siga la tradición familiar, ya que solo la sangre de su propia familia es la que puede evitar el desastre en el cerro: un viejo mito dice que son ellos los encargados de llevar adelante un ritual para alejar a la fiera del ganado de su pueblo. Magalí es extraña en su propia tierra, ya que sus modismos, sus formas de vestir e incluso sus proyectos están fuera del cerro que la vio nacer; eso se transforma en un dilema para ella.
La película pareciera encasillarse en un relato realista pero tiene el enorme hallazgo de accionar como una leyenda sobre ciertos temas que siguen vigentes: cumplir los mandatos familiares o tener el deseo de maternar cuando quizás no fueron elecciones propias. La relación entre madre e hijo es generada por un vínculo distante pero no frio, la medida justa para comprender ciertas decisiones pero también conmoverse ante ellos. El eje de la trama es el drama pero además se mete de lleno en el suspenso cuando intenta lidiar con el feroz animal que ronda el cerro y que moviliza a todas las personas, creyentes o no, en ese mito.
Una de las cosas más rescatables de la película es su enorme trabajo fotográfico, de la mano de Lucio Bonelli, donde luce cada paraje de la naturaleza, allí la protagonista tiene encuentros y desencuentros con ese animal feroz que está acechando. Así mismo acompaña con los matices que propone desde el exterior para alinearlos con los movimientos internos por los que los protagonistas están atravesando.
El guion respeta tiempos y espacios, con pocos diálogos y en gran parte con actores lugareños que le dan un color diferente a la película. Su actriz principal Eva Bianco (referente del cine cordobés) logra una inmutabilidad en su rostro, que nos permite como espectadores comprender solo con miradas las emociones por las que lucha la protagonista.
Magalí, es la ópera prima de un director con una sólida carta de presentación; es una leyenda contemporánea de cómo los patrones se repiten en nuestras sociedades y en (y por) nuestros ancestros.