Por Leny Pereiro
Ficha técnica:
Origen: EE.UU
Título original: Orphan: First Kill
Año: 2022
Duración: 87 minutos
Dirección: William Brent Bell/ Guion: David Leslie Johnson, Alex Mace, David Coggeshall/ Música: Brett Detar/ Fotografía: Karim Hussain
Productora: Dark Castle Entertainment, Entertainment One, Eagle Vision
Género: Terror/Thriller/ Drama/ Intriga /Crimen
Elenco completo:
• Julia Stiles como Tricia Albright
• Isabelle Fuhrman como Leena / Esther Coleman
• Kennedy Irwin como Esther (de joven)
• Sadie Lee como Esther (de joven)
• Rossif Sutherland como Allen Albright
• Hiro Kanagawa como Donnan
• Jade Michael como Madison
• Matthew Finlan como Gunnar
• Lauren Cochrane como Oficial Leahy
• Erik Athavale como Orderly
• Sarah Luby como Claire
• Kristen Sawatzky como Federica
• Andrea del Campo como Betsy
• Alec Carlos como Miguel
• Samantha Walkes como Dra. Segar
• Stephanie Sy como Auxiliar de vuelo
• Gwendolyn Collins como Anna Troyev
• Bradley Sawatzky como el oficial Kusnetsov
Nunca me resulta fácil hablar de una precuela, fundamentalmente porque se trata de una película posterior en tiempo real, pero cronológicamente anterior en el cinematográfico. Y esto, para mí, conlleva siempre un supuesto conocimiento sobre de qué va y, frecuentemente, un prejuicio.
Pero en el caso de La huérfana- el origen, la cosa se me complicó aún más. En ambos sentidos y por varias razones.
Las primeras podrían resumirse en que, por un lado, La huérfana, a mi juicio, no necesitaba precuelas porque, además de contar con un elenco sólido y verosímil, fue una película con un argumento que, guste o no, era redondo, y que, si no somos pretenciosos, no tenía fisuras. Especialmente por ese desenlace que le dio el plus de originalidad necesario por sobre las convencionales películas de niños/as malvados/as.
Y por el otro, (ALERTA SPOILER) el doble rol jugado por la actriz Isabelle Fuhrman durante toda esta precuela, no tiene el peso revelador que vuelve verdaderamente interesante a la primera. Y entonces, se ve antinatural y cuasi risible.
Nadie puede creerse ya que ella es una niña. Aún a pesar de la vuelta de tuerca que los guionistas encontraron para darle sentido, al menos para una parte de los personajes.
Y eso sin contar que, más allá de los excelentes efectos especiales y de post producción y de los esfuerzos de la propia actriz, Fuhrman es 13 años mayor que en la secuela, componiendo un personaje unos años menor que en la misma.
Pero la principal razón de mi complicación se centra en la propia trama y su desarrollo: El origen de la huérfana.
La película enfoca sus primeros quince minutos en el escape de Leena de un psiquiátrico ruso (de una forma inverosímil), que logra viajar a EEUU haciéndose pasar por la hija desaparecida de una familia adinerada. Y así se transforma finalmente en Ester Coleman. Aunque su nueva vida no será exactamente lo que esperaba, ya que se encontrará con una madre y un hermano, dispuestos a lo que sea necesario y a cualquier precio, para preservarse.
Dicho así, pareciera ser una buena promesa, pero lamentablemente, la historia comienza a naufragar casi en los primeros momentos.
Porque desde el principio y para contextualizar, los guionistas eligen «contarla” al espectador a través de diálogos cortos y sin sustancia entre los personajes, haciendo que el film avance como un simple relato superficial y liviano que no engancha.
Con varios clichés del género y resoluciones en algunos casos hasta risibles, los sucesos se desarrollan rápido pero, paradójicamente, aburridos.
Porque los personajes hacen, dicen y cuentan cosas, pero nunca se percibe que las sientan con algún tipo de profundidad emocional o compromiso.
No hay contradicción, no hay dudas, no hay titubeos. Y todo es tan linealmente encadenado que en ningún momento logra asustar, ni inquietar, ni siquiera revolverse o empatizar con ninguna situación.
Tal vez, la intención de los guionistas haya sido la de una interpretación cuasi kitsch de la original con elementos del típico terror de los 90, pero a mí juicio, tampoco lo logra. Porque la película sólo transcurre predecible y, en algunos momentos, hasta disonante.
Con respecto al elenco, puedo destacar la actuación de Isabelle Fuhrman (Leena/Ester) que en sus cambios de expresión facial y corporal (aunque en las escenas de plano largo se usen dobles más acordes al personaje) se adecua a ambos roles dejando entrever esa impronta interesante de la película original.
Los demás, que se completan en roles principales con Julia Stiles (Tricia Albrigh), Rossif Suther (Allen Albright), Hiro Kanagawa (Donnan), Jade Michael (Madison) y Matthew Finlan (Gunnar), están lo suficientemente correctos en función de lo que les tocó representar, aunque con altibajos.
La fotografía, el sonido y la ambientación, más de televisión que de cine, dan marco y acompañan sin estridencias ni destaques para resaltar.
Y la dirección, a cargo de William Brent Bell, no desentona.
En fin, de todo lo dicho creo que queda claro que prefiero quedarme con la primera, con la original, como si fuera la única.
Y que la precuela, para mí, está de más.
O al menos ésta, no por el argumento en sí, sino por cómo se eligió contarla.
Pero esto es personal y, como se suele decir, para gustos se han hecho colores.
Con lo cual, como siempre y como en todo, lo mejor es juzgar por uno mismo.
Así que, si tienen oportunidad y ganas de verla, no dejen de hacerlo.
Quizás, a lo mejor, les gusta.
Aunque de no ser así, no digan después que no lo avisé.