Por Vanina Suárez
vaninagsuarez@gmail.com
Origen: España
Plataforma: Netflix
Ficha técnica:
Guion: Christian Molina, Cuca Canals, Mike Hostench/ Dirección: Mar Targarona/ Música: Diego Navarro/ Fotografía: Rafa Llunch
Reparto: Pablo Derqui, Marina Gatell, Kandido Uranga, Anna Chincho, Esteban Galilea
Targarona es una directora que nos tiene acostumbrados a grandes trabajos: El fotógrafo de Mauthausen o Secuestro y ha trabajo como productora junto a Guillermo del Toro entre otros. En Dos, una mujer y un hombre desconocidos despiertan en una habitación unidos por el abdomen.
Con el correr de los minutos, la pieza, que plantea un eje narrativo inquietante, comienza a vislumbrar los hilos que la mueven y el por qué ellos se encuentran allí juntos en esa situación extraña y asfixiante. A la claustrofobia que genera la historia contada casi exclusivamente en interiores y en un solo habitáculo, se le suman unos planos detalles que, con la intención de generar momentos más intimistas, solo desencajan, desestructuran y hasta incomodan sin sentido alguno.
Si bien Pablo Derqui es un señor actor, formado mucho más en el ámbito teatral que en el televisivo, tiene en su vasta carrera algunas interpretaciones memorables como las de La catedral del mar, Pulsaciones o su personaje de Ángel en Los ojos de Julia, película que también produjo la directora de Dos; así mismo en esta interpretación no se luce aunque su trabajo es correcto. Mientras tanto Marina Gatell, quien tiene algunos personajes menores en productos televisivos, compone a Sara con una interpretación para el olvido, ya que la supera la sobreactuación y un trabajo demasiado estereotipado.
La película puede verse por la plataforma de Netflix, juega al erotismo a la hora de que ambos cuerpos se descubren unidos y desnudos, y en donde se crea una tensión sexual desde el momento cero cuando ambos intentan descubrir quiénes son, a qué se dedican o cuál es el posible nexo que hay entre ellos. En cierto momento el juego del gato y el ratón cobra efecto pero es entorpecido por las impuestas formas en las que se eligen narra los hechos, una cadena de sucesos presumible, irrisoria y hasta a veces caricaturesca.
Dos, la dualidad de las personas, el ying y el yang, el espejo, la mujer y el hombre, todas alegorías montadas es una realidad distorsionada, una película de suspenso que se nota previsible y que termina teniendo muchas más intenciones que resultados.