Por Vanina Suárez
vaninagsuarez@gmail.com
7/10
Origen: Argentina
Ficha técnica
Dirección y guion: Pablo Gonzalo Pérez/ Ayudante de dirección: Martín Alonso/ Dirección artística: Luciana Kohn/ Producción: Daniel Burak, Alejandro Gruz, Gato Martínez Cantó/ Música: Carlos Ramírez Mendoza/ Fotografía: Emiliano Penelas/ Montaje: Guille Gatti, Pablo Gonzalo Pérez/ Vestuario: Rocío Peyró.
Reparto: Pablo Echarri, Georgina Barbarosa, Roly Serrano, Mario Alarcón, Sandra Criolani, Martín Rocco, Rubén Pérez Borau, Jorge Gentile, entre otros-
¿Qué es una crisis? ¿Podemos pensarla como pequeña o grande? ¿Qué evaluamos en ella?
El kiosco es la ópera prima de Pablo Gonzalo Pérez, quien además es actor: Mar del Plata, Pies, Zombies y es miembro fundador del grupo humorístico Pin Pun Pan.
Mariano, interpretado por Pablo Echarri, es un oficinista aburrido de la vida que lleva puertas afuera de su casa donde está casado felizmente con una mujer más joven que él (la cual decide desarrollarse como artista plástica) y tienen una pequeña hija en común. En una visita a la casa de su padre se entera que Don Irriaga vende el kiosco, un negocio donde él y sus amigos de la infancia cumplían sus sueños, compraban golosinas y álbumes de figuritas durante muchos años. Luego de un retiro voluntario laboral decide comprar el negocio y una serie de situaciones imprevistas lo toman por sorpresa sin saber muy bien cómo manejarlas.
En El kiosco, se respira aire a barrio, filmado en gran mayoría en el partido de General San Martín, sobrevuela constantemente la nostalgia, la infancia. El enorme recuerdo de lo que uno fue y de lo que se convirtió llevado por esta máquina consumista en la que estamos todos inmersos. El personaje de Roly Serrano, Charly, un pizzero que además oficia de curandero en el barrio hace de enlace con el Echarri actual para enseñarle la importancia en y de los vínculos.
La película que, claramente, tiene su fuerte en el humor, en las anécdotas y en los imprevistos que los personajes atraviesan, plantea el eje de las crisis como oportunidades y la amistad como ese hilo invisible que muchas veces es lo único que nos sostiene. Volver a los orígenes, como uno generalmente denomina, siempre es la calma después de tantas tormentas.
El kiosco es una película costumbrista porque trabaja de una manera simple, situaciones que cualquier espectador podría vivenciar, haciendo hincapié en los valores que cada uno podría poner en juego pero en diversas circunstancias. Aunque el final tiene una resolución un poco mística, podríamos enlazarlo al mensaje esperanzador que siempre está flotando en el aire de la cinta.
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