Por Vanina Suárez
Ficha técnica: Creadora: Erika Halvorsen/ Basado en el libro: El fin del amor, querer y coger de Tamara Tenenbaun
Dirección: Leticia Dolera, Daniel Barone, Constanza Novick/ Música: Iván Wyszogrod/ Fotografía: Luciano Badaracco, Leandro Filloy, Nicolás Trovato/ Compañías: K&S films, Metro Goldwyn Mayer.
Distribuidora: Amazon Prime video
Reparto: Lali Espósito, Verónica Llinás, Vera Spinetta, Lorena Vega, Mariana Genesio Peña, Andrés Gil, Mike Amigorena, Candela Veterano, Martina Campos y elenco.
Basada en el ensayo escrito por la conocida escritora feminista Tamara Tenenbaun, relata la historia de la misma Tamara, siempre sembrando la duda si lo que sucede podrían ser (o no) hechos reales que le sucedieron a ella misma, ya que gran parte de los hechos son autobiográficos.
Una profesora de filosofía, periodista y columnista radial enfrenta diversas situaciones luego de que decide separarse de su pareja de varios años. Acompañada por dos grandes amigas, a las que se incorpora una chica trans judía y una amiga de la infancia que reaparece en ese momento, Tamara se deconstruye a si misma y se sumerge en las tradiciones judías ortodoxas. Algunas las reconoce como tal y a otras las vuelve a descubrir como si nunca hubiese sido parte.
Así mismo, el judaísmo es una de la patas fundamentales de este «ensayo» cinematográfico pero no es la única; ya que como militante feminista la misma autora pone sobre la mesa construyendo y deconstruyéndose continuamente. Ese es el factor que más atrapa, ya que no plantea verdades sino incertidumbres, como buena filósofa que es, y no «vende» ninguna fórmula políticamente aceptada sino que juega el papel de que la vida es un plan b, frase icónica que su madre dice en el último capítulo.
Una judía ortodoxa que deja la religión para estudiar en una institución laica a los doce años, hija de un hombre que murió durante el atentado a la AMIA, criada por una pediatra que las educó a cada una de sus hijas con la libertad que deseaban, con hermanas que en algunos casos anhelan respetar la tradición y un grupo de amigas tan heterogéneas cómo la vida misma, El fin del amor es una serie sin prejuicios ni tapujos que juega con esa frase todo el tiempo ¿Se termina el amor? ¿Qué es el amor? ¿Se diferencia el amor del sexo o la pasión? ¿Existen las fórmulas?
El elenco de actores que acompañan a la protagonista (Lali Espósito) se lucen a la altura y entre todos logran un producto que puede pensarse para las nuevas juventudes pero que sin lugar a dudas nos enseña mucho a quienes hemos pasado esas edades. Ya que la libertad de elecciones, de todo tipo de elecciones no solo sexuales, es algo en lo que estamos aprendiendo. Vera Spinetta como Juana, una de las mejores amigas de la protagonista, fluye con una composición magistral; al igual que Verónica Llinás como Ruth, la madre de Tamara. A ellas se le suma un elenco de actrices precisas, emotivas y completas entre las que podemos encontrar a Julieta Giménez Zapiola como una dulce Laura llena de dudas con el único deseo de que la amen, Mariana Genesio Peña como una trans judia que en el fondo es más tradicional de lo que piensa y Brenda Kreizerman como la amiga judía de la infancia que reaparece mucho tiempo después.
El deseo, el amor, el miedo a la soledad, la amistad como trampolín para saltar sobre cualquier obstáculo y la enorme convicción de que no hay fórmulas exactas para nada ni nadie, que ni los planteos filosóficos, ni la religión, ni las elecciones sexuales, ni siquiera el feminismo tienen fórmulas exactas. Estamos en el momento de construirnos y deconstruirnos para que el amor de comienzo o termine pero siempre preparados para el plan b de la vida.